Hace unas semanas se hizo viral un vídeo de un conductor con dificultades para salir de un parking subterráneo. En la filmación se puede ver como tras conseguir encarar el coche hacia la rampa de salida, acelera marcha atrás y se estampa con la barrera. Este accidente podría haberse evitado si el vehículo hubiera contado con una cámara trasera y un sensor de obstáculos.
Para evitar estas situaciones y otras más graves como atropellos y fallecimientos, ya hace años que la agencia estadounidense NHTSA, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, decidió tomar cartas en el asunto.
Después de comprobar como cada año fallecen decenas de niños atropellados por vehículos que circulan marcha atrás, la NHTSA propuso obligar a instalar cámaras de visión trasera en los vehículos con el argumento de que eran más efectivas para la conducción diaria que los retrovisores convencionales.
Después de meses de debate, en 2015 el organismo obligó a todos los vehículos, SUV’s y minivans nuevos y a algunos camiones ligeros y autobuses, a disponer de tecnología de visibilidad trasera a partir del 2018.
El objetivo principal es reducir la cifra de 50 niños atropellados a la semana por un coche en marcha atrás y evitar las 210 muertes que se producen en el país por estas circunstancias.
Además de este beneficio, la agencia detectó otras ventajas más allá de la seguridad como el hecho de facilitar la maniobra de estacionamiento.
Según distintas fuentes, la Unión Europa estaría barajando aplicar esta obligación también en los países comunitarios.
Seguramente si el vehículo del vídeo viral hubiera incorporado una cámara de visión trasera hubiera evitado el incidente con la barrera y no hubiera provocado las risas de miles de usuarios.
En Convi, empresa de servicios para parkings, celebramos todas las iniciativas que mejoren la seguridad al volante y que hagan más sencillo estacionar el vehículo.